El home office, antes limitado a una porción mínima de la población, se convirtió en un lema para gran parte de las empresas de todos los tamaños, en todo el mundo, y en menos de un año. Para nosotros, aquí en CBA B+G, no fue diferente. Entre todos los desafíos que trajo este momento de transformación, tal vez el mayor de ellos sea mantener viva la cultura de una empresa y el vínculo entre sus integrantes, a pesar de la distancia y del aislamiento. ¿Y qué es, en definitiva, la cultura de la empresa y cómo mantener su llama encendida?
La cultura de una empresa está definida por un conjunto de elementos que refuerzan o disuaden patrones de comportamientos y valores dentro de la organización, reflejando la forma en la que ella funciona. ¿Vieron cuando alguien dice que tal lugar es “tóxico” o, por el contrario, dice que se siente “en familia”? Sí, eso se refiere a la cultura. Y ella no está relacionada solo con el bienestar de los empleados. Estamos percibiendo cada vez más que las empresas con culturas fuertes y saludables impactan en la productividad y los resultados de los negocios. Para Lívia Brandini, fundadora & CEO de Kultua, una start-up que recientemente realizó el diagnóstico de la cultura de CBA B+G, comprender la cultura instalada en la empresa es el primer paso para conducir con éxito cualquier cambio en la organización. Ella cuenta que:
“Fortalecer la cultura organizativa y el compromiso con el trabajo aumenta en más del 20% los resultados de los negocios, además de estimular relaciones y experiencias de trabajo más positivas para los colaboradores. No hay duda, las barreras culturales se han demostrado como los principales obstáculos para el proceso de transformación necesario para la prosperidad y el bienestar de las organizaciones”.
Dentro de casa, en un encuentro mensual creado para que conversemos sobre temas ESG (¡ven a conocer más sobre el Café+ aquí! ), la pauta fue exactamente esa: y ahora, ¿cómo será el futuro del trabajo con el home office? Entre las buenas reflexiones que surgieron, reunimos elementos fundamentales que identificamos como parte de la cultura de la empresa, junto con ideas de cómo trabajarlos en un contexto de trabajo remoto.
Los 4 elementos de la Cultura de la empresa
Personas: las empresas están compuestas por ellas. Sin ellas, no existe nada. La calidad de la relación entre las personas que coexisten dentro de una comunidad dice mucho sobre los valores de ese lugar, creando una sensación de pertenencia a algo mayor. En un trabajo presencial, es más fácil mantener contacto con las personas dentro y fuera de sus respectivas áreas, o saber lo que pasa invitando a un colega a tomar un café. En el régimen de home office, las personas de diferentes áreas pueden trabajar en la misma empresa y nunca siquiera se vieron o se conocieron.
Para no perder la conexión entre personas y áreas distintas, se tornó aún más importante crear dinámicas de grupo que involucran a diferentes áreas de forma regular y tener canales de comunicación que faciliten el intercambio espontáneo entre personas – para hablar de trabajo o de cualquier otro tema. A todos nos gusta encontrarnos con colegas también para relajarnos y conversar sobre cosas triviales. Esa ligereza hace que el trabajo sea más placentero.
Rituales: Son todos los hábitos que tienen un significado especial en la rutina, que dan un respiro dentro del ajetreo y crean una identidad común. En el caso de CBA B+G, podemos mencionar los cumpleaños celebrados con pastel y feliz cumpleaños cantados por toda la agencia, la meditación colectiva todos los jueves al mediodía, o incluso el Pet Day (día en el que las mascotas son bienvenidas para pasar todo el día con nosotros en la oficina).
¿Y cómo recrear esos momentos significativos en un contexto digital? Aquí, nuestra sugerencia es adaptarse: hay que encontrar los caminos que ofrece lo online en vez de romantizarlo y querer transformarlo en una copia de lo real – no lo es. A partir de esa comprensión, hay innumerables posibilidades para recrear rituales de forma híbrida, con un pie en lo físico y otro en lo digital, como por ejemplo mantener happy hours y desayunos a distancia – con cerveza, café o pan de queso reales.
Institución: Las empresas son lugares de trabajo, lo que implica seriedad, reglas. Cultivar una cierta ‘disciplina’ también es una actitud necesaria y bienvenida, ya que aporta indicaciones que mantienen el enfoque en los resultados y la productividad. Es más, les muestra a los empleados que no están entregados a su propia suerte y que el liderazgo está comprometido con guiarlos y empoderarlos.
Actualmente, la primera de las reglas de oro es comunicar, comunicar, comunicar. La segunda es trazar caminos de crecimiento para todos en la empresa, con un plan de carrera, feedbacks y enfoque en el autodesarrollo. Es un hecho, los recursos humanos y la comunicación interna nunca fueron tan fundamentales.
Ambiente: El espacio físico también forma parte de la cultura, es lo que concreta la visión de la empresa y muestra al mundo sus valores. En muchas empresas, el hall de entrada es un lugar donde se expone, con orgullo, el manifiesto, las creencias o cualquier otro símbolo que represente su misión. El ambiente tiene la capacidad de colocar a todos los colaboradores en una misma sintonía, propia de la empresa.
¿Y cuál es la dimensión del desafío, ahora que cada uno está inmerso en su burbuja persona? Algunas plataformas de encuentros virtuales, como Topia y Gather están buscando solucionar esa cuestión, con la promesa de recrear oficinas personalizadas que mimeticen el espacio físico y aporten espontaneidad a los encuentros no planeados.
Estamos comenzando a entrar en una nueva era y está claro algo: para muchas empresas (¿la mayoría?), nada será como antes. Con ventajas y desventajas, el home office y los modelos híbridos de trabajo vinieron para quedarse. Los negocios de todos los tamaños tienen la oportunidad única de repensar los procesos y dar una nueva importancia a la cultura de la empresa y a sus colaboradores. Al final, ellos se nutren de ella y, al mismo tiempo la alimentan todos los días.