A pesar de contar con una fuerte participación en el mercado de chocolates del país, Nestlé Perú aún no estaba presente en el segmento premium, que viene creciendo en importancia y relevancia a lo largo de los años. Entonces, la compañía decide apostar este 2020 por ingresar al segmento a través de la megamarca D’Onofrio, la cual no sólo es una love Brand en el país sino es que cuenta con más de 100 años de expertise.
La riqueza de la selva amazónica peruana
Además de entender qué marca era la más adecuada para el nuevo segmento, se planteó una cuestión aún más importante: pero al final, ¿qué es ser premium?
Para los peruanos, la sofisticación viene del origen. Sus raíces ancestrales los llenan de orgullo y la cultura popular es su bien más preciado.
Por lo tanto, nuestro primer movimiento fue explorar las tradiciones del país. Junto con un equipo de Nestlé, viajamos por Perú para conocer de cerca sus mercados, pueblos y ciudades, zambulléndonos en su cultura y en sus costumbres. Después, fuimos a la región de la selva amazónica peruana. Visitamos pequeñas y medianas fincas de producción de cacao, en las que sus agricultores, junto con sus familias, cultivan las mejores y más puras pastas de cacao del país. Aprendimos que, desde el momento de la siembra hasta la primera cosecha, un productor tarda de 3 a 5 años para completar el ciclo de cultivo de la planta.
La cultura local como inspiración
Inspirados por el contacto directo con la cultura y la tradición locales, pasamos a la etapa de creación del concepto de la nueva marca de chocolate. Analizamos documentos estratégicos de la masterbrand D’Onofrio, como la esencia, el retrato del consumidor, los estudios de mercado y el portfolio existente de la marca. A partir de la vivencia y, junto con el análisis estratégico, desarrollamos el concepto creativo para la nueva línea. Inspirados en la riqueza de la selva amazónica, creamos una ilustración que representa al cacao en su ambiente. Los colores elegidos fueron también inspirados por la naturaleza, con tonos más terrosos y pasteles. El tono cobre en contraste con los demás colores realza la calidad y el cuidado de esta nueva línea premium.
Presentamos códigos visuales para la marca madre como tipografía, colores, patrones, texturas y la jerarquía de los elementos, además de la estrategia de naming. Estos elementos transversales fueron la base del sistema gráfico de la nueva marca, bautizada D’Onofrio Reserva.
Historias sobre el origen
Para completar el racional de la marca, se planteó un elemento muy fuerte: la importancia de contar sobre el origen del cacao. Este elementos emocional, fundamental para dar credibilidad a la nueva línea y generar conexión con las personas, está presente en el interior de los envases. Siguiendo el concepto creativo El tiempo sabe lo que hace, se presentan historias que enfatizan el cultivo, la cosecha y la selección de los mejores granos.
Para su elaboración, se ha trabajado con un blend de cacao que proviene 100% de la selva peruana y que incluye ingredientes peruanos como la sal de maras, quinua, kiwicha, camu camu, aguaymanto, entre otros insumos locales. El acopio del cacao proviene de diferentes orígenes que recogen lo mejor de varias regiones de la selva peruana con foco en la región de Amazonas. Un aspecto muy importante es la calidad del cacao acopiado, donde la clave está en el proceso de post cosecha involucrando directamente a los agricultores, apoyando y dirigiendo las labores de post cosecha para lograr óptimos resultados.
Es un producto que valora la elaboración del chocolate, el tiempo y la dedicación que están detrás de su producción. Una línea de chocolates que, como los peruanos, valora la conservación de recetas auténticas, el respeto por el origen, por los productos y por los ingredientes.
La línea D’Onofrio Reserva cuenta con tabletas, bombones y pastillas 70% cacao, todos envasados en los más vibrantes colores y tradiciones de la cultura peruana.