Malher es una marca culinaria tradicional de Guatemala, amada por sus consumidores. A pesar de contar con una fuerte percepción positiva, percibió que podría evolucionar su identidad reforzando sus propiedades y dando vida a una nueva historia y expresión de la marca.
Nuestro equipo se sintió honrado de volver a trabajar con una marca genuinamente guatemalteca y aceptó el desafío de repensar a Malher desde un punto de vista que abarca branding y diseño.
Colores, aroma, ritmo
Nuestro trabajo inicial fue entender el contexto del mercado de Guatemala. Para eso, profesionales de nuestro equipo viajaron hasta ese país y, además de entrevistar a importantes partes interesadas – CEO, equipo de marketing y de la agencia de publicidad – realizó una inmersión profunda visitando tiendas, mercados y ferias locales para comprender los matices y la cultura guatemalteca.
Provistos de estos insights y guiados por su propósito, que establece a Malher como una marca culinaria completa y moderna que les habla a todos, una marca que abraza los sabores de la vida, proponemos construir un design system extremadamente estructurado para volver a trabajar en su identidad de forma tal que contemple todos sus puntos de contacto y refuerce su estrategia de portafolio.
El paso siguiente fue desarrollar Brand Senses, una metodología que explora los cinco sentidos de la marca y ayuda a establecer los principios que guiarán toda su identidad: la multiplicidad de colores, el toque familiar, el calor de la cocina, un espacio vivo y repleto de aromas.
Una marca viva y abierta
La nueva identidad mantuvo los elementos icónicos de la marca pero evolucionó su principal activo: la tradicional olla guatemalteca. El elemento fue modernizado de forma tal que no pierda su reconocimiento, y más aún, fue repensado como algo vivo donde sucede la magia de la gastronomía. La olla también inspiró los demás elementos gráficos que enaltecen las formas circulares – de los pocillos, canastas y del comal, plancha en la que se hacen las típicas tortillas, con su preparación llena de ritmo.
La paleta de colores y la tipografía se ajustaron, y se volvió a trabajar en el estilo fotográfico para transmitir más naturalidad y frescura. Desarrollamos un sistema gráfico que permite hacer empaques con códigos visuales más simples e identificables, lo que facilita la reorganización del portafolio de los diferentes productos de la marca y una eficiente y reconocible aplicación en los puntos de venta, atributo muy valorado por los propietarios de las tradicionales ‘tiendas’, pequeños mercados populares de barrio del país.
A partir del nuevo look & feel creamos la Guía de uso y aplicación (brand book) para orientar la implementación de la nueva identidad visual en los empaques y en toda la comunicación de la marca.